lunes, 2 de junio de 2008

Espasmos mentales. (David Escobar Galindo)

Llego hasta ahí mi paciencia. Era hora de cortar aquel ejercicio absurdo, que, con distintas modalidades, casi tan cambiantes como la sucesión de los días y noches, venia haciéndonos victimas uno del otro.

Y entonces movido por un impulso gestado en la necesidad de ser libre, ¡por fin libre!, tome el primer objeto solido que encontré a la mano, este cuaderno empastado donde he escrito a diario mis impresiones personales, mis fantasías y mis deseos, empecé golpear con el todos los espejos del salón, que fueron cayendo convertidos en añicos cortantes, como las imágenes rotas de todas aquellas antiguas antiquísimas amigas, hasta que al final solo quedamos tu y yo, es decir, yo y mi otro yo, idénticos, ¡desconocidos!.

Y debo decirlo sin escrúpulos: cada uno de nosotros dos esgrimió el mismo cuaderno y lo estrelló contra el espejo que estaba enfrente. Yo un espejo. Tu, otro espejo. Cayeron ambos.

Ya no existimos ¿cómo puedo escribir, pues, este falso relato? Lo escribo en la única pagina viviente: la de nuestra Nada respectiva. Porque somos el miedo a vivir. Y por eso sobrevivimos

1 comentario:

Cherry Blossom Girl dijo...

:|
ayyy
este me gusta mucho
lo amo (al texto)
:D